22 septiembre 2016

Pruebas iniciales

Aparte de que son un auténtico desperdicio de tiempo y de papel, porque ni los mejores alumnos recuerdan cómo hacer la mitad de los ejercicios después de tres meses de vacaciones, y hay que volver a recordarlo todo, tanto en la prueba inicial de uno de los institutos que conozco, como en el temario de segundo de otro, piden calcular raíces cuadradas a mano.

Perdona, ¿abogamos por el uso de las nuevas tecnologías en el aula, la integración de las TIC, hacemos cursos de pizarra digital en el CEP, nos reciclamos, y les prohibimos que usen la calculadora para hallar la raíz de 75? Me parece un auténtico atraso. Por amor de dios, si llevan una calculadora en el bolsillo de atrás del pantalón 18 horas al día.

Yo me niego. Volveré a tener que enfrentarme con el departamento, pero que un alumno pierda quince minutos multiplicando y dividiendo decimales para hallar el área de un decágono, me parece una manera impresionante de desmotivarles y hacerles ver que las matemáticas no sirven para nada, porque nunca llegamos a ningún sitio. Porque todos los teoremas de Pitágoras son 3, 4 y 5 o sus tres primeros múltiplos. Y el mundo real no es así.

Los míos van a usarla. En tercero. Porque ya han aprobado números decimales en sexto, primero y segundo. Y porque no se trata de eso, sino de resolver ecuaciones de cuarto grado. ¿Cuántos Ruffinis pueden hacer en una hora sin una calculadora? ¿Tres? Pues entonces todos sacarán un tres en el examen.

Yo no voy a enseñarles a hacer raíces cuadradas a mano. No voy a dar clase como se hacía 50 años atrás.


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